Desde astutos leviatanes, a ratones volando en globos aerostáticos, pasando por astronautas de diversa índole, animales de granja sorprendentemente inoportunos o con exitosas carreras musicales, y una amplia suerte de despropósitos hasta alcanzar la cifra de ciento cuarenta cuentos que reza el título. Construidos a partir de dos palabras emparejadas al azar, he tratado que la ensalada de pequeñas historias lleve un poco de cada cosa: humor, horror, suspense… Reflexiones heterogéneas, aderezadas con escuetas dosis pedagógicas en la forma de términos en desuso, vocablos infrecuentes, expresiones regionales o puntualizaciones de allende los mares, y para todos los públicos.