Vera tiene poco más de treinta años, una mochila medio vacía y unas caderas marchitas que empiezan a deformarse. En este trance de su vida, resuelve dejarlo todo, viajar, meditar. Como tantas otras mujeres que la rodean, se niega a aceptar la responsabilidad de tomar decisiones que la anclen a la vida. Escudriña en sus experiencias pasadas y en las de otros el sentido de la existencia y del amor, en los que ha dejado de creer. Para ella es imposible dejar de buscar: en la carne, en la mente, en el fondo de una botella de cerveza. Ya nada la impresiona. Ni los que se embisten como cerdos para traicionarse, para no quererse, ni los que pasan su vida rezando un rosario eterno en devoción a Dios. Vera se enamoró muchas veces en su vida, con más o menos desdén por su hombre. Se enamorará de nuevo, a veces tan sólo por un minuto. “Cabeza de Mujer” narra la aventura de Vera, a través de su singladura y de los entresijos de su cabeza, en busca del amor y la verdad. Si bien la verdad escapará de sus manos, finalmente encontrará un amor eterno y prosaico como las zapatillas de cuadros en las que ahora lo disfruta.