La ambición no tiene época Hay historias que te persiguen durante un tiempo y solo dejas de pensar en ellas cuando la ha visto trasladada al papel. Esta del asedio al Maristán nazarí ha estado en la cabeza de Miguel Ángel Ulecia durante mucho tiempo y ahora se ha hecho libro. Él no es novelista profesional. Él es cardiólogo. Ha estado toda vida laboral dedicado a reparar los corazones de los demás. Esta es la primera novela que escribe y con ella ha querido echar fuera esa historia que le ha rondado por la cabeza durante los últimos años de su vida y que le ha salido del corazón. Y lo ha hecho a través de una novela de género histórico. Todos sabemos que la novela histórica es un género narrativo que se define como la unión de la historia y la literatura y que busca revivir el pasado, sin violar los hechos reales por que su objetivo origina es ser un complemento de la historia. Los acontecimientos tienen lugar en el primer tercio del siglo XV, durante algunos años del reinado del monarca Muhamamad XI, el sultán que más tiempo ocupó el trono nazarí de Granada. Por tanto, Miguel Ángel Ulecia ha querido que sea esa época en la que cimentar su relato. Así que esta es una novela histórica y, como tal, tiene una mezcla de realidad de ficción, de rigor histórico con momentos y situaciones inventadas. Sin embargo, el autor ha sido cuidados en no confundir esa línea delgada que en una novela histórica separa la realidad de la ficción. Hacerlo hubiese sido engañar al lector. Por ello, todas las situaciones y referencias históricas son reales y verídicas, y la parte de ficción está basada, en muchos casos, en personajes reales y situaciones que han sucedido. Nada de lo que pasa en esta novela no ha sucedido, o no hubiese podido suceder. Pero tampoco nos hallamos ante una novela histórica al uso y es importante destacar este hecho ya en el prólogo. El autor no pretende servirse de una recreación literaria con la pretensión de implantar una reinterpretación novelada de la Historia. La intención estética de esta novela de Miguel Ángel Ulecia es a la vez más humilde y más honrada: presentar al lector una historia en una época -el primer tercio del siglo XV- en la que las maniobras, cábalas en enredos en la profesión médica bien pueden ser trasladados a los años actuales. Las intrigas en las que se ve envuelto el principal personal de este texto seguro que pudieron pasar en aquella época, pero lo mismo que pueden pasar en esta. Cuando, por ejemplo, el autor habla de la gran emigración de sabios y médicos a otros lugares fuera del reino nazarí atraídos por las mejoras laborales… ¿no es algo que está pasando ahora? Esas intrigas por alcanzar un estatus dentro de una profesión de personajes irrelevantes que tienen poco que dar a la sociedad… ¿acaso no las podemos encontrar hoy en cualquier empresa o institución? ¿Y acaso no incomoda al poder -al de antes y al de ahora- todas aquellas personas inteligentes que ponen en duda la eficacia de una maquinaria administrativa impuesta por los que están arriba? Miguel Ángel Ulecia ha buceado en la historia, se ha estudiado una época y sus circunstancias y ha llegado a la conclusión de que el pasado y el presente no son tan diferentes en cuanto a la ambición de la naturaleza humana. Ha cogido el presente y lo ha unido con el pasado en un espacio literario totalmente asumible. Asedio al Maristán Nazarí es una novela que quiere ser leída como una crónica de una confabulación, de una conjura, y así lo recoge el subtítulo: El complot del Ceñidor. En cualquier caso, lo que más llama la atención es las dificultades que tiene un médico sabio para llegar al sitio que normalmente le correspondería si no fuera por todos esos tejemanejes que existen en torno al poder, esa matracalada de trafalmejas que suscita cada decisión valiente y decisiva para una profesión. En resumen, una novela que nos recordará la sociedad en la que vivimos. La novela tiene una estupenda portada a cargo del pintor Manuel Ruiz, que ha sabido resaltar el espíritu de la misma, ha sabido contrastar la modernidad del presenta y la nostalgia del pasado. Pasen y lean. Andrés Cárdenas