El fin no es el final Probablemente cuando recibas mi mensaje ya no me quieras o puede que ya no quieras saber nada más de mí o quieras ver cómo rueda mi cabeza sin cabellera o que, por el contrario y más sorpresivo, me quieras para toda la vida. La de ambos incluidos. Mi única intención es hacerte ver (así como cuando en las películas gore le abren los ojos a cualquiera de los protagonistas sujetándolos con pinzas, cinta aislante o cualquier artilugio raro) lo que realmente pasa en la sociedad y cómo aquéllos que están en la cima de la escalera que se tambalea, según sople el viento, se las hacen pasar canutas a todos aquellos que no pertenecen (tal vez debería incluirme) a lo que ellos llaman la alta clase. Me río yo de ello, pero como me dijo una de las personas que más querré en la vida, para ello hay que saber reírse de uno mismo. Si no te ríes, que te den tanto asco como a mí esos impresentables. Y recuerda que si no nos llegamos a conocer será porque tengas a alguien mejor a tu lado.