Poco amigo de consejos, prefiero confesarle a usted unas personales, vitales, experiencias lectoras atesoradas de este libro de poemas. Así, le declaro que, a poco que usted —usted que ahora lo acoge entre sus manos— lo desee y permita, este Adagio ma non troppo de Inma Ferrero le acercará esos escalofríos de amor y desamor que caldean el propio ser y que tanto precisa toda persona para alcanzar el enriquecedor silencio que nos salva cuando todo es ruido/ en esta cárcel/ siniestra en que a veces se vuelve la vida. Le recordará, quizá lo haya olvidado, le hayan hecho olvidarlo, que los escaparates/ mienten/ volviéndonos ciegos. Le acompañará y aliviará cuantas veces se sienta —quién no se ha sentido así alguna vez— sólo una sombra que busca la luz/ y la verdad de sus perfiles. Y aunque también pueda sentir el frío de saber que bajo este cielo enfermo/ que miente/ tras sus estrellas/ a los enamorados, aunque pueda llegar a sentir que solo somos/ hojas resignadas/ al otoño, también, sin duda, le llevará a la serena cima de esa anhelada paz y descansar/ sentada/ en la acera,/ sin más propósito/ que esperar la noche. Poemario pasional en torno al amor, la ausencia del amado y el desamor, construye, verso a emoción, poema a estado, el refuerzo necesario para afrontar la sabida secreta necesidad, el íntimo propósito, de ser libre/ frente/ al millón/ de labios/ que sonríen/ como jueces. Un adagio ma non troppo este esencial para degustar e interpretar la sinfonía del vivir con el sabio, vital y voluptuoso tempo de adagio ma non troppo. Juanmaría G. Campal