Georgina Halladjian es una escritora argentina que vive en Montreal desde hace dieciséis años. Aunque reticente a los rótulos, Georgina se define como una apasionada lectora que desde muy chica soñó historias. En muchas de esas historias era ella la protagonista: Georgina había encontrado la manera de ser libre, creando a su antojo la vida que deseaba tener y no podía. Hasta que un día, alguien le dijo lo que ella tanto necesitaba escuchar: deberías escribir un libro. Así comenzó todo. La casa del faro es su primera novela. Sabe que no es fácil darse a conocer en el mundo de la literatura, pero cree en ella y en su talento. Trabaja en su proyecto cada vez que la configuración de su vida se lo permite porque su objetivo es claro y ella está decidida a lograrlo. Y si en algún momento la duda se disfraza de obstáculo, Georgina se dice a sí misma lo que Alfred Kazin le dijera a Sylvia Plath: «No se escribe para ganarse la vida; se trabaja para poder escribir».