Mi nombre es Eva Jurado Lara, nací en Ciudad Real un 9 de abril de 1969, siempre me gustó nacer en el año en que el hombre llegó a la Luna. Hija de padres andaluces crecí con el sello de la inmigración y la posguerra hasta que, en los años de la transición, llegamos a orillas del Mediterráneo, donde nos asentamos en Alicante y donde vivo actualmente con mi familia. Ya siendo bien pequeña escribía historias en mi cuaderno mientras me envolvía la voz de mi madre entonando alguna canción al tiempo que tocaba el piano. Así ha sido como la música y la escritura han ido de la mano en mi historia vital. En mis años de adolescencia inventaba relatos para los chavales en las noches de verano de campamento, o les amenizaba las comidas leyéndoles algún cuento detrás de un micrófono mientras soñaba con llegar a ser locutora de radio. En el instituto me enamoré de la Lengua, de la magia de las palabras, de lo que se puede llegar a transmitir a través de un texto. Descubrí la Etimología, por la que quedé fascinada, y mis relatos empezaron a tomar cuerpo. Los profesores me alentaban a seguir escribiendo y yo encontré un medio para expresar todo lo que había en mi imaginario. Necesitaba plasmar todas las emociones que llevaba dentro para ponerles orden y darles un espacio real al reflejarlas en un papel. A los 17 años me fui a Valencia donde estudié Psicología y me centré en aprender sobre el ser humano y lo que hay en su interior. Al terminar la universidad me especialicé en Psicoterapia y comencé a trabajar en consulta privada en una profesión que siempre me ha parecido realmente fascinante. Hay tres características que van conmigo en cada sesión que hago: la importancia del lenguaje, la compasión y el sentido del humor. Creo que esa es mi firma personal como profesional de la salud. A lo largo de los años de desarrollo profesional me he ido especializando en otros ámbitos de la Psicología, siempre dejándome llevar por aquello que me apasiona, como los Cuidados Paliativos, la intervención en Crisis y Emergencias y la Salud Mental. En mis intervenciones creo que hay algo de prosa poética. Me gusta mi trabajo porque es un acto creativo continuo, ante cada persona, ante un grupo al que le doy formación, ante la muerte, siempre hay algo que se crea, algo nuevo, algo que emerge del fondo del alma o de las mismas entrañas. Y es justamente esto lo que me atrae de mi profesión. Por mis especializaciones he tenido que darle forma a cursos, he escrito reseñas, recensiones de algún libro y he elaborado algún que otro proyecto; y en lo personal sigo escribiendo relatos breves, donde plasmo diferentes momentos vitales o estados emocionales. En 2011 viajé a Perú, durante los treinta días que duró el viaje escribí un diario del que luego nació “Perú: un camino de encuentro”, mi primer libro publicado.