Edificar ideas: Las cabañas de los escritores
Las pequeñas cabañas son parte del imaginario de la infancia, todos han construido la suya, ya sea debajo de la mesa del comedor o en lo alto de un árbol, espacios tan dispares se convierten en lugares de retiro donde logramos estar solos con nuestros pensamientos y dejar volar la imaginación. Esa misma necesidad se vuelve imperiosa en el retiro de los escritores, por eso muchos de ellos buscaron refugio, no solo en la famosa “habitación propia” de la que hablaba Virginia Woolf sino en pequeños habitáculos aislados en los jardines de sus casas o en medio de la naturaleza, o incluso erigidas con sus propias manos, como la mítica cabaña que se construyó junto al lago, en medio del bosque, Henry David Thoreau, y donde le llegó la inspiración para su obra maestra: Walden o La vida en los bosques. Otros la hicieron edificar en el jardín de su casa, -y lo preferían como espacio de trabajo a pesar de tener una mansión-, como Bernard Shaw, que trabajó durante las dos últimas décadas de su vida en una diminuta y espartana cabaña de madera en su jardín en Hertfordshire, Inglaterra. La mayor peculiaridad de este estudio era que lo instaló sobre una plataforma rotatoria, para poder orientarla hacia el sol y aprovechar al máximo la luz natural. Lo mismo buscaba Mark Twain con su cabaña de forma octogonal, también para acomodar el espacio de trabajo conforme avanzaba el día. Roald Dahl escribió sus libros en una pequeña casita de ladrillo, en la que destacaba el viejo sillón orejero, con una tabla situada sobre los brazos del sillón, a manera de escritorio, y un tubo de cartón que alteraba el ángulo de la superficie de escritura.
Virginia Woolf escribía en una pequeña cabaña de madera pintada de blanco, a la sombra de los árboles de su jardín en Monk's House, en Sussex Oriental, en Inglaterra. En su cabaña, Virginia Woolf creó varias de sus obras maestras, como Mrs Dalloway, pero también redactó la carta de despedida a su marido Leonard, antes de quitarse la vida en el cercado río Ouse.
August Strindberg, el escritor, dramaturgo y pintor sueco, concibió la mayor parte de su obra en una pequeña cabaña de madera en Kymmendö, pequeña isla del archipiélago de Estocolmo.
El lugar de trabajo influye sobre la obra, como lo hacen muchos otros factores, ya Leonardo da Vinci decía que: "las pequeñas habitaciones y refugios disciplinan la mente, mientras las grandes la debilitan", algo que sintieron estos escritores que se vieron impelidos a construir o buscar su propio refugio.