La vanidad de los escritores
La Opinión
Día 04/10/2013
Hace poco leí en un diario español que el escritor británico R. J. Ellory, el autor del best seller “A Quiet Belief in Angels”, no conforme con su éxito en el mundo entero, ni con las ofertas millonarias para las adaptaciones cinematográficas, ni con los numerosos premios literarios, ni con el aplauso unánime de la crítica más exigente, no conforme con todo eso, digo, cayó enceguecido en el fondo de su propia vanidad y consideró que su novela no había sido lo suficientemente bien alabada y decidió escribir bajo seudónimos los elogios más desmesurados sobre su propia obra a través de la web de Amazon. En la sección de libros R. J. Ellory hacía comentarios de su propia obra en estos términos: “este libro no pretende ser otra cosas que una historia brillantemente contada”. O, “es una obra maestra contemporánea”. Y además le otorgaba a sus libros la máxima puntuación de cinco estrellas. También aprovechaba la invisibilidad del seudónimo para atacar a sus colegas, para desprestigiar otras novelas y destrozar a sus rivales.