Escritores y espías
Vicente Battista / Télam.com.ar
Día 13/09/2013
La literatura de espionaje nació en Gran Bretaña y muchos de los escritores que la cimentaron fueron, además, sagaces espías al servicio de su majestad. Somerset Maugham podría considerarse un buen ejemplo, tenía, según Cabrera Infante, las características típicas de un agente secreto inglés: capacidad de disimulo, frialdad ante situaciones imprevistas e incapacidad pasional, pero ciertamente los tres modelos más destacados son Graham Greene, Ian Fleming y John Le Carré. El trío ha dejado una obra literaria de enorme valor, ¿sucede algo parecido con una reciente terna de espías locales? Graham Greene supo decir que “la vida del servicio secreto resulta tan solitaria como la del escritor que se retira de todo”. Confesó que en 1941, en plena Segunda Guerra mundial, el Foreing Office lo llamó para que colaborase con ellos, “necesitaban a alguien que tuviera conocimientos de África, por entonces se vivía una situación difícil con algunas colonias. Estuve en África tres años, luego me destinaron en Londres, y ahí abandoné el servicio secreto”.