El difícil arte de ser Chandler
Miqui Otero / El Confidencial
Día 21/08/2013
Tras los primeros minutos de estupor, en los que la crisis se planteó con los códigos del cine de catástrofes (una borrasca inesperada e imprevisible había evidenciado las goteras de un sistema con acabados de gotelé), el bochinche de la debacle se intentó explicar a través del relato de la novela de misterio. Entonces, la pregunta: ¿quién ha sido? Vamos a apagar la luz; quien se haya llevado el dinero que lo ponga en el centro de la mesa y no le pasará nada, etcétera. Sin embargo, hace ya años que el género elegido para narrar todo esto debería ser el que realmente estudió, impulsó y razonó Raymond Chandler: el noir estadounidense, o hardboiled, con su sistema de poleas de corruptelas entre crimen, política, prensa y negocio privado. Esa primera tormenta no solo no escampa sino que suma cada vez más víctimas, pero si hay víctimas hay culpables y, además y sobre todo, motivos. De ahí (y del gozo máximo de su lectura y de todo a lo que atañe: las pulsiones más esenciales de los terrícolas, básicamente) su vigencia actual, más que por la efeméride siempre a mano (en este caso, 125 años de su nacimiento).