El hombre que prefirió escribir cuentos
Andrea Blanqué / El País
Día 20/07/2013
Asombra escuchar a menudo que el género "cuento" no es codiciado por los grandes sellos editores españoles. El marketing español exige para su público "novelas". Los miles de euros de los premios apuntan básicamente a esta modalidad literaria. Quizás los propios escritores latinoamericanos hayan sentido de algún modo esta presión, aunque el lugar común es que la tradición cuentística en América Latina, especialmente en el Río de la Plata, no necesita de novelas. Y en esto también apunta cierta rivalidad, como si la costumbre de producir y leer cuentos fuera más anglosajona (Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Katherine Mansfield) que ibérica, y que este hábito, por suerte, en los de este lado, parece haber sido mucho más asimilado.