Cuando el sexo mueve el mundo (editorial)
Ana Marcos / El País
Día 17/05/2013
Entre “leer solo con una mano”, como expresaba Luis García Berlanga, y convertir la literatura erótica en sexo para mamás, el género aprovecha la coyuntura y retoma su lugar natural en las librerías y los catálogos editoriales. La reactivación se sirve sin complejos del fenómeno 50 sombras de Grey, pero vuelve a demostrar sobre el papel que la pulsión sexual no resuelta es parte de la condición humana. Ya sea a través de descripciones sublimes y preciosistas que hasta cierto punto falsean los placeres de la carne, o haciendo uso del “erotismo peludo” que Julio Cortázar identificaba en el exceso de crudeza. “Sin duda, hay una demanda real”, afirma Ana Estevan, coordinadora de la colección La Sonrisa Vertical (Tusquets), especializada en literatura erótica desde 1977. El propio Berlanga, con la ayuda de la editora Beatriz de Moura, concibió este proyecto “para recuperar el culto al hedonismo, […] y constatar que escribir sobre lo biológicamente apetecible es algo inmanente a todos los tiempos”.