La literatura, los escritores y los gilipollas
Ezequiel Martínez / Revista Eñe - Clarín
Día 01/05/2013
El escritor español más leído del mundo, con más de tres millones de ejemplares vendidos, recibió a Ñ en Madrid y no se calló nada: habló de las internas culturales, de sus reservas con Borges y de su admiración por Osvaldo Soriano, de los represores que conoció en la Guerra de Malvinas y de sus afilados duelos con la palabra. Al hombre le gusta batirse. Y vaya si recibió estocadas. Desde que decidió colgar los hábitos de corresponsal de guerra para dedicarse sólo a la narrativa, una tajada de especialistas en la materia no entendió, o no quiso entender, que él apenas quería escribir. No entraba en sus cabezas que para colmo sus historias fueran devoradas por cientos de miles de lectores. Suponían que aquellos títulos avasallantes no eran más que el envoltorio de una literatura de supermercado, otra de esas factorías de best-séllers que tantas veces habían hostigado para defender la honra de las letras mayúsculas. Al hombre no le importaron las críticas: lo popular no quita lo valiente y siguió adelante con sus historias de aventuras, intrigas y misterios. Hoy ese hombre es el escritor español más vendido en el mundo, ha sido nombrado miembro de la Real Academia Española y logró el respeto y el reconocimiento de sus pares.