La muerte del escritor de clase media
Peio H. Riaño / El Confidencial
Día 13/04/2013
Siempre ha sido así, pero ahora el cuento ya no tiene un final feliz. El escritor pasa a ganarse la vida como escritor “cuando empiezan a pagar bien”. Lo dice Juan Marsé (Barcelona, 1933), que cuenta por el teléfono que él no era un escritor de clase media, sino de clase baja. Trabajaba en una joyería de su ciudad natal mientras escribía su primera novela, Encerrados con un solo juguete (1961). Luego llegarían las tareas como mozo de laboratorio, en el departamento de bioquímica celular del Instituto Pasteur en París mientras terminaba la segunda, Esta cara de la luna (1962). Y hasta su consagración con El amante bilingüe 30 años después, es decir, cuando empezaron a pagarle bien, pudo compaginar su vida de escritor con artículos en periódicos, escribiendo guiones de cine, etc. El escritor en España invierte en paciencia y horas de esfuerzo, y lo combina con un trabajo que le da de comer, pero no le alimenta. Cuando comida y alimento se alinean, cuando puede comer y alimentarse de lo que escribe respira tranquilo. Una vida modesta, con lo justo. Pero las cosas han cambiado en los días en que en España la clase media se desploma.