Destruir libros: una política editorial que genera polémica
Gisela Antonuccio / Revista Ñ
Día 23/09/2012
Si la palabra es como un río que fluye al resguardo de dos orillas, la memoria y la imaginación –como escribió el mexicano Carlos Fuentes–, la destrucción de libros a lo largo de la historia ha amenazado con la extinción de porciones de identidad.
En 1933, Adolf Hitler pretendía que los alemanes leyeran sólo su Mein Kampf y mandó incendiar libros de Albert Einstein, Jack London, H. G. Wells, entre otros. Durante la dictadura argentina, la quema de libros representó un verdadero genocidio cultural, que se sumó a la desaparición de escritores.