MIÉRCOLES 07 DE MARZO DE 2012
FRÉDÉRIC FILLOUX
En los últimos doce meses, nunca he comprado menos libros impresos y nunca he leído tantos libros. Ahora leo libros electrónicos. Mi biblioteca personal me acompaña a todas partes en mi iPad, iPhone y en "la nube", lo que me permite cambiar de dispositivo de lectura según las condiciones lo exijan. También tengo un Kindle que utilizo sobre todo durante el verano, para leer a plena luz del día, porque en un iPad no se puede leer en una terraza soleada.
No me interesa el dispositivo mismo, dejo que el mercado decida, pero me preocupan algunas funciones clave: la calidad de la pantalla me es esencial: la del iPhone con luz propia es imbatible, y el Kindle de tinta electrónica es simplemente perfecto con luz natural. Debido a que a menudo devoro al menos dos libros al mismo tiempo, no quiero pasar trabajo para aterrizar en la página que estaba leyendo cuando cambie de dispositivo. El dispositivo debe recordar dónde me quedé en la lectura, y la mayoría de las veces, lo hace.