La novela en los tiempos líquidos
¿Si se acepta que hay una crisis del lector de novelas, motivada por la entronización de un lector lobotomizado, incapaz ya de detectar valores literarios, qué se puede hacer? Leer para vivir
RICARDO CANO GAVIRIA 28/01/2012
Parece una exageración, pero por desgracia no lo es: actualmente, cualquier contenido que aspire al gran público difícilmente puede sustraerse a la tentación de la novela. Y es que uno tiene la impresión de que hoy, para ser novelista, ni siquiera se precisa ser un buen lector de novelas: no en vano, son cada vez más abundantes los abogados, políticos, músicos, etcétera, que deciden probar suerte con el género, sin ninguna ceremonia previa en relación con la Literatura, esa criatura extraña a cuyo paso nos quitábamos antes el sombrero. La literatura, ¿pero qué diablos es la Literatura? Una convención surgida a comienzos del siglo XVIII, diría Foucault con frialdad de arqueólogo, mientras que Conrad invocaría presumiblemente, como ya hizo en su introducción a El Negro del Narciso, la capacidad de interpelar el sentido del misterio que envuelve nuestras vidas, considerada por él una de las cualidades menos obvias y superficiales del lector.
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