El tesoro escondido de los escritores
SOL LAURÍA
El periodista español Jesús Marchamalo inspeccionó en las lecturas y manías de grandes autores y lo cuenta en ‘Donde se guardan los libros’
Mario Vargas Llosa solía identificar los suyos con nombre y apellido y la ciudad donde los había comprado. Y los calificaba: del 1 al 20, como se hace en las escuelas del Perú. Arturo Pérez Reverte aún acomoda sus 30.000 por tópico: ‘trabajo’, ‘clásicos’ y ‘sumidero’. Javier Marías desparrama los 20.000 por toda la casa. Eso sí, ordenados.
Esa es la relación que estos escritores tienen con sus libros. Una relación casi maniaca de tan visceral: es un material que aman, preservan y revisan todo el tiempo. Ahí está lo que más les interesa en el mundo: el lenguaje inmortalizado en papel. Son hojas y hojas asquerosamente bien escritas, justo lo que ellos intentaron hacer toda la vida.
Así lo cuenta el periodista y escritor español Jesús Marchamalo: ‘Las relaciones con los libros son siempre caprichosas, al menos en apariencia’. Marchamalo inspeccionó las bibliotecas de 20 autores y descubrió las curiosidades y obsesiones, y lo cuenta en el libro Donde se guardan los libros (Siruela). En diálogo con Facetas explicó que ‘cada persona se relaciona con los libros, con la lectura, de una manera personal, de modo que cada lector convierte su lectura en una experiencia diferente’.