Virginia vive
En el conocido ensayo“ A room of one’s own” y su continuación llamado Three Guineas” , Virginia Woolf propone un recorrido a lo largo de la historia del papel social de la mujer como género y como herramienta de arte. Ahora bien, ¿cuál fue ese rol que protagonizó por siglos y siglos? ¿Qué limitaciones y críticas soportaron las féminas que decidieron dar un paso al costado y se rebelaron contra un régimen machista dictatorial que gobernó al mundo por tanto tiempo? Demasiadas injurias y calamidades marcaron el perfil genético de este género al que pertenezco, el cual gracias a voces como la de Virginia, lograron ingresar al universo de las letras, lugar que se nos negó injustamente y sin motivo alguno. Woolf nos habla también de una supuesta hermana de Shakespeare. Digo supuesta ya que en su ensayo imagina la existencia de otra persona con el mismo genio de William pero provista de esa emocionalidad y sensibilidad propia del “sexo débil”. A ella no la llegaremos a conocer jamás porque no podía acceder en sus días a una educación de calidad. Quizás aprendió a escribir a través de su hermano o también lo pudo haber hecho en la clandestinidad. Quizás soñó con quebrar los cánones impuestos y con llevar por primera vez a una mujer a las tablas. Tan solo quizás. Desgraciadamente no lo sabremos nunca. Sin embargo, sus palabras hoy podrían estar leídas bajo el nombre de “Anon” (anónimo). Detrás de esa firma se halla una historia censurada, un tesoro sin descubrir pero por sobre todas las cosas, una lucha silenciosa por llegar a las manos de las personas y así grabar su nombre en la memoria de la literatura. Fue Anónima ayer, hoy ya no lo es más. Virginia como tantas otras logró que la mirada del hombre se distraiga y pose sus elogios en mujeres quienes, como ella, siguen pisando firme y escribiendo un nuevo pasado. Por eso puedo decir que ella aún vive. Vive en mí y en todas las personas que pueden leerme en este momento. Vive y vivirá porque su espíritu me protege y me alienta a no renunciar a mi misión, porque represento esa voz que desvanecieron al comienzo pero, mientras me leas, lograré que esta vez perdure eternamente.
Ma. Cecilia Ruiz Wayar