Siete tipos de escritores en Twitter
Los tiempos han cambiado
Johari Gautier Carmona
El legendario enclaustramiento del escritor ––tan característico del siglo XIX o el inicio del siglo XX––, ha dejado paso a una nueva manía: la de exponer todos sus pensamientos, opinar a diestro y siniestro, y difundir la noticia de un próxima publicación con un tono triunfal. Ya se acabaron los tiempos de Balzac, Dumas, Kafka o García Márquez en los que el autor se encerraba durante meses y volvía aparecer con una obra fabulosa debajo del brazo. Ahora podemos leer su libro y, además, tragarnos sus comentarios matutinos, sus quejas semanales, sus opiniones sobre el orden mundial, sus reflexiones sobre su última lectura, y ver la foto de su gato o lo que está cenando por la noche después de haber asistido a una conferencia de la cual nadie se acuerda tres días después.
El escritor ––famoso o no–– se ha adaptado a la sociedad y, como consecuencia, contribuye al barullo que la caracteriza.¿El culpable de ese cambio? Nada menos que Internet: una herramienta prodigiosa que, si bien facilita la comunicación, también nos incita a conectarnos y expresar lo que sentimos para sentirnos parte de este mundo. Con todo esto, las redes sociales ––otra poderosa herramienta–– se han impuesto como elementos básicos para la creación de canales de comunicación y, naturalmente, los escritores han visto en ellas una forma de acercarse a su audiencia o, mejor todavía, de crearse una.
En ese sentido, una de las redes que más éxito está teniendo dentro del colectivo de escritores es Twitter. Esta red social ofrece la posibilidad de “seguir a otros” y “ser seguido” ––términos básicos en el lenguaje del escritor actual––, pero también de redactar textos compactos de 140 caracteres que acaban adoptando la forma de un blog si se leen seguidos. Así pues, observando la página de un escritor, podemos conocer sus aficiones, manías, su estilo de comunicación, sus últimos proyectos, etc…
En este reportaje hemos analizado el caso de siete escritores que actualizan regularmente sus comentarios en Twitter y hemos podido establecer perfiles muy distintos de comportamientos. Todos y cada uno de ellos confirman que Internet también es un espacio para exponer su personalidad.
El escritor y periodista mexicano Juan Villoro es de los que escriben mensajes sin enlaces. Simples pensamientos y comentarios filosóficos escritos en un lenguaje pulcro, sin abreviaciones ni símbolitos nacidos con la era de Internet. En su perfil no abundan los tuits y, sin embargo, todos son el fruto de una reflexión o de una anécdota pertinente. Aquí reina el buen gusto y los comentarios despreocupados. Las emociones se controlan y llegan por oleadas, cada cinco seis días.
El escritor catalán Quim Monzó hace parte de los que tuitean y retuitean sin parar con impulsividad. Con más de 21.000 tweets, el autor se ha convertido en uno de los escritores más activos de la red. Aquí prevalece la interacción y la cercanía. Quim Monzó parece ser un verdadero adicto del teclado que, además, demuestra una habilidad apreciable por los idiomas: catalán, español, francés y otros más. Una atención perfecta de sus seguidores.