La literatura cambia de género
«La Odisea» ya mezcló formatos, pero la locura se desencadena ahora, en este siglo XXI, cuando no sólo ha cambiado la forma de etiquetar los géneros; también, de entenderlos.
2 Abril 11 - - Javier Ors - Madrid
Existe una efervescencia de denominaciones, un afán por etiquetarlo todo. Dios entregó al hombre la prerrogativa de otorgar a cada ser vivo un nombre. Ocurrió en el «Génesis» y parece que nuestros antepasados se lo tomaron muy serio porque no hemos parado de hacerlo con todas las cosas con las que hemos tropezado. La humanidad padece una especie obsesión por encerrar la realidad en listas, catálogos, clasificaciones. La literatura, que siempre ha sido una abstracción libre, arrastraba tres cajones donde meter todos sus mundos imaginarios, imposibles: el lírico, el épico y el dramático. Siempre hubo apéndices, especialidades, pero el siglo XXI nos ha venido creativo y original, y ha añadido una cuantas hormas más, algunas ramas nuevas al árbol.