De dónde procede la letra H
La h no es una letra fonética (sonido) sino de origen (etimológica). La letra H deriva del hebreo heth, que en las lenguas semíticas significa "cerrado" por eso tiene la barra de en medio. Es la octava letra del alfabeto latino básico y la sexta en el alfabeto español.
Es utilizada en palabras de origen latino que llevan f, por ejemplo “hola”, derivada de la expresión “fola”, o “harto", "hablar" y "hermoso" se escribían "farto", "fablar" y "fermoso". También se emplea en las palabras de origen árabe como “alhelí” proveniente de “alhayri”.
Se emplea ante los diptongos ua, ue, ui, por ejemplo en “huir”, “hueso”, etc.
En español actual, la h no se pronuncia (es el único grafema del español que no representa ningún fonema, es «muda»).
Es una letra caprichosa, aunque es cierto que sirve para diferenciar palabras homófonas: huno / uno, hojear / ojear, hola / ola, hala / ala, por ejemplo, también ocurre lo contrario, ya que hay varias palabras que la RAE admite que se escriban indistintamente con o sin H: harmonía / armonía, harpa / arpa, harpillera / arpillera, hurraca / urraca, por ejemplo.
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En 1726, los autores del Diccionario de la Lengua Castellana publicado por la Real Academia sentenciaron que la h "casi no es una letra". Andrés Bello pidió en 1823, junto con Juan García del Río, una reforma ortográfica que acabara con la h, también lo haría el escrito Gabriel García Márquez, que abogaba por eliminar esa letra muda. Sin embargo, Manuel Blecua opinaba que la h es una letra muy compleja que existe porque ha ido reuniendo a lo largo de la historia una serie de valores, algunos de los cuales han desaparecido pero otros se mantienen.