Llegar hasta Cien años de soledad
Álvaro Santana-Acuña, profesor en el Whitman College de Washington ha escrito el ensayo Ascent to glory (Ascenso a la gloria), publicado en inglés por la Universidad de Columbia en Nueva York, sobre el proceso de escritura de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.
El estudio revela algunas anécdotas como la de que el escritor mexicano Emmanuel Carballo leyó una de la unas primeras versiones de Cien años de soledad, le comentó a su amigo: ”¡Dios mío, Gabo, nadie puede entender eso!”, y se ofreció a «ponerle bien las comas.
La obra sigue los 14 meses que García Márquez tardó en escribir la mítica novela en su casa de Ciudad de México e intenta dilucidar por qué se convirtió en un clásico universal.
El libro también narra cómo Gabo enviaba manuscritos, pedía comentarios, leía en voz alta y realizaba cambios según las reacciones de sus amigos: «Carlos Fuentes le envió algunas ideas por carta, Plinio Apuleyo Mendoza le apuntó el Barroco del Siglo de Oro como referente para encontrar el tono, de ahí que, en las lecturas en voz alta, García Márquez impostara un acento español, como relató el periodista José Font Castro. Un exiliado español, Federico Álvarez, le recomendó inspirarse en El siglo de las luces del cubano Alejo Carpentier, él quedó fascinado por su ritmo y su mezcla de historia y mito, y se marcó como objetivo un punto medio entre Carpentier y Hemingway».
Otro dato curioso es que al principio el coronel Aureliano Buendía no iba a ser el protagonista. Era la historia de una familia en el Caribe, y el coronel iba a pasar por Macondo en alguna de las guerras, y en una versión inicial, Aureliano ganaba la guerra.