Muere el poeta Joan Margarit
El pasado 16 de febrero murió el poeta Joan Margarit, a los 82 años.
Joan Margarit es uno de los grandes de las letras, tanto en catalán como en español. Creció en la asfixiante España franquista de la posguerra, pero supo no solo labrarse una profesión de arquitecto en la que destacó sino transitar por la vida con enorme lucidez nacida en gran parte de la superación las muertes cercanas que le tocó vivir, la de su hermana pequeña por falta de medicamentos, o la de su propia hija, Joana, para construir su mejor edificio el de la Poesía con mayúsculas.
Fue un poeta laureado en ambos terrenos lingüísticos, el castellano y el catalán, y recibió los galardones más importantes del español como el Premio Rosalía de Castro, Premio Nacional de Poesía, Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, Premio Poetas del Mundo Latino de México, con el poeta mexicano José Emilio Pacheco, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y Premio Cervantes. Y del catalán con: Premi Miquel de Palol, Premi Vicent Andrés Estellés, Flor Natural Jocs Florals de Barcelona, Premi Carles Riba, Premi de la Crítica Serra d’Or, Premi Quima Jaume de Cadaqués, Premi Cavall Verd y Premi Nacional de Literatura de la Generalitat de Catalunya.
Fue también un gran rapsoda, Margarit amaba recitar los versos (es ya mítico el conjunto de recitales que ofreció mano a mano con su amigo el poeta Luis García Montero), y en su página web se pueden leer y escuchas sus versos en ambos idiomas:
https://www.joanmargarit.com/es/poemas-para-leer-y-escuchar/
https://www.youtube.com/watch?v=0TCtLrUAreI
Hasta la vista, maestro:
Nuestro tiempo
Cuando nos dimos cuenta, ya estaba en las ventanas,
como para quedarse. Pero ahora
nada nos ilumina sino esa vaga niebla.
A veces, una luz desgarradora.
El nuestro fue otro tiempo mucho más inocente:
Todavía en las obras celebrábamos
cuando, sin accidentes, la estructura
Llegaba a lo más alto y se cubrían aguas.
Vivíamos en calles
a las que les sentaba bien un nombre
Como el de las Camelias.
Entre las azoteas, cada noche
se encendían las luces
del ático de nuestra juventud.
Entre las voces suaves y lejanas,
alguna vez, se oye un grito de pánico.
Pero una herida
es también un lugar donde vivir.
Joan Margarit