Geolecto y sociodialecto
¿Se puede decir que más de 480 millones de personas, que tienen el español como lengua materna, lo hablan? Rotundamente sí, pero ¿hablamos el mismo idioma todos? Rotundamente no. Para desentrañar esta paradoja debemos fijarnos en los usos geográficos y sociológicos del idioma.
Una cosa es el uso estándar del idioma, que nos permite una comunicación fluida, y otra muy diferente las particularidades importantes del uso que especialmente en el habla coloquial se expresan en distintas cadencias, acentos y con rasgos propios.
El dialecto no es una categoría inferior de una lengua, es solo una variedad.
Hay dialectos nacionales, pero dentro de cada país también hay variedades lingüísticas, incluso entre el uso urbano o rural, o entre los diferentes barrios de una ciudad, es lo que se denomina dialectos geográficos o geolectos.
En general, los especialistas señalan varias áreas:
América: Caribe, México, Centroamérica, Los Andes, Río de la Plata y Chile.
España: Norte o septentrional, sur o meridional y Canarias.
Pero también existe otro tipo de dialectos, los sociodialectos, que son las variantes según el nivel educativo; los tecnolectos, dialectos profesionales, o los que están delimitados por la edad, ya que los adolescentes no hablan igual que los ancianos.
Los dialectos no solo se diferencian por el acento o el léxico propio de cada uno, sino que también afectan a la sintaxis: el leísmo, el uso de los pasados, las formas de segunda persona ustedes o vosotros.
La pureza de una lengua no solo no existe sino que es peligrosa en la medida en que la vuelve anquilosada y la va alejando de la realidad de sus hablantes.
El mismo español fue dialecto del latín, como una variedad romance más, hasta el siglo XVI, cuando se consolidó como lengua.