Grandes escritoras universales (LXXXVIII)
Gabriela Mistral
Gabriela Mistral era el seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga. Nació Vicuña, Chile, el 7 de abril de 1889. Fue una poeta, diplomática, pedagoga chilena, y la primera mujer iberoamericana en recibir un premio Nobel.
Mistral pasó su infancia en diversas localidades del valle de Elqui. En 1904, comenzó a trabajar como profesora ayudante en la Escuela de la Compañía Baja y a enviar colaboraciones al diario serenense El Coquimbo, después también en La Voz de Elqui, de Vicuña.
Desde 1908, fue maestra en La Cantera y después en Los Cerrillos, camino a Ovalle. En 1910, convalidó sus conocimientos ante la Escuela Normal № 1 de Santiago y obtuvo el título de «profesora de Estado», con lo que pudo ejercer la docencia en el secundario.
En 1910 llegó a Traiguén, en la Araucanía, los siguientes años enseñaría en Antofagasta, Los Andes, Punta Arenas, Temuco y Santiago, por ese tiempo empezó a publicar sus poemas en diferentes revistas, y en 1914 obtuvo el primer premio en el concurso de literatura de los Juegos Florales, organizados por la FECh en Santiago, por sus Sonetos de la muerte. Empezó a utilizar el seudónimo de Gabriela Mistral en homenaje a dos de sus poetas favoritos, el italiano Gabriele D'Annunzio y el occitano Frédéric Mistral. Desolación, considerada su primera obra maestra, apareció en Nueva York en 1922
Como destacada educadora, visitó México, Estados Unidos y Europa estudió las escuelas y los métodos educativos de estos países. Fue profesora invitada en las universidades de Barnard, Middlebury y Puerto Rico. El 23 de junio de 1922, en compañía de Laura Rodig, zarpó hacia México en el vapor Orcoma, invitada por el entonces ministro de Educación José Vasconcelos.
Ejerció de secretaria de una de las secciones de la Liga de Naciones en 1926; y ocupó la secretaría del Instituto de Cooperación Internacional, de la Sociedad de las Naciones, en Ginebra.
En 1924, publicó en Madrid Ternura, libro en el que practicó una novedosa «poesía escolar», renovando los géneros tradicionales de la poesía infantil.
A partir de 1933, y durante veinte años, trabajó como cónsul de su país en ciudades de Europa y América. Su poesía influyó notablemente en la obra de muchos latinoamericanos, como Pablo Neruda y Octavio Paz.
En 1945 le fue otorgado el Premio Nobel, y se trasladó a vivir en Santa Bárbara, Estados Unidos. En 1946, conoció a Doris Dana, una escritora estadounidense con quien estableció una controvertida relación, y de quien no se separaría hasta su muerte. Se le concedió el Premio Nacional de Literatura de Chile en 1951.
Fue nombrada cónsul en Nueva York en 1953.
Entre los muchos doctorados honoris causa que recibió, destacan los de la Universidad Nacional de Guatemala, de California en Los Ángeles y de Florencia, por nombrar algunos, además del que le otorgó la Universidad de Chile.
Murió en el Hospital de Hempstead en Nueva York, a causa de un cáncer de páncreas, el 10 de enero de 1957.
En su testamento, estipuló que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur debía destinarse a los niños pobres de Montegrande, donde pasó sus mejores años de infancia, y el de la venta en otras partes del mundo a Doris Dana y Palma Guillén, quien renunció a esa herencia en beneficio de los niños pobres de Chile.
Sus restos llegaron a Chile el 19 de enero de 1957 y fueron sepultados en Montegrande.