Juegos literarios 37 – La isla de Tristán de Acuña
Os cuento una historia, no es inventada, sucede en la isla más remota del mundo, ubicada en el Atlántico Sur, a medio camino entre Sudamérica y Sudáfrica. El lugar habitado más cercano es la isla de Santa Elena, donde se desterró a Napoleón, y está a 2161 km al norte km al norte. Está rodeada por acantilados de más de 600 metros de altitud, y en el centro hay un volcán de 2062 metros de altura que entró en erupción en 1961. El clima tampoco es ideal, se ve poco el sol, por lo vientos constantes, y es muy húmedo. Por la orografía, es imposible llegar en avión, solo se puede llegar en barco.
“Es una isla desierta”, pensareis, pues no, tiene unos 270 habitantes, en el único llano de la isla.
Su nombre se debe a su descubridor, el navegante portugués Tristão da Cunha, en 1506, aunque no logró siquiera desembarcar. En 1816 fue anexionada por la Corona Británica, ahí viene el argumento que parece de ficción, porque temían que fuera base para el rescate de Napoleón, que estaba a más de 2000 km. Y de este modo se creó Edimburgo de los Siete Mares. La erupción de 1961 provocó la evacuación de la población al Reino Unido, la mayor parte regresó en 1963. En 2001 tuvieron también un ciclón extratropical. Solo hay ocho apellidos Glass, Green, Hagan, Laverello, Repetto, Rogers, Swain y Patterson, repartidos en ochenta familias, casi la mitad sufren asma y glaucoma, sin embargo no conocen el resfriado común.
Os propongo entrar en esta delimitado escenario para inventar una historia, temas no faltan: el descubrimiento, el primer asentamiento para evitar el rescate de Napoleón, la erupción, los motivos de la vuelta, el choque cultural al residir temporalmente en Inglaterra, la subsistencia, los amores intrafamiliares, los primeros pobladores...
Si queréis inspiraros, algunos escritores ya se han hecho eco de ella, como Poe en Las aventuras de Arthur Gordon Pym, o Julio Verne en Los hijos del capitán Grant y Emilio Salgari en El rey del aire.