Juegos literarios 22 – Moraleja
Hablar de moraleja puede sonar un poco mal en estos tiempos en que gustamos de ser libres, en teoría, como todo en esta compleja existencia.
Pero eso es porque moraleja ha quedado muy asociado a moral, y a ciertas imposiciones históricas y religiosas. La moraleja, sin embargo adquiere otro matiz si pensamos en El principito de 'Antoine de Saint-Exupéry, un libro con moraleja y muy poco sospechoso de querer adoctrinarnos.
Una moraleja sería un mensaje inspirador. Moraleja proviene del latín morālis y se define como una enseñanza que se deduce de un cuento, fábula, ejemplo, anécdota, etcétera. Se trata de una enseñanza que sirve de lección para el vivir humano, que generalmente se transmite mediante un relato histórico o una narración ficticia, y que evita los prejuicios y estereotipos que impiden su real comprensión, de modo que el lector determine por sí mismo cuál es la enseñanza.
En toda la historia de la humanidad, la moraleja se ha transmitido mediante la literatura y usando la ficción no solamente para entretener, sino sobre todo para instruir, informar o mejorar moralmente, actualmente se utilizan términos casi sinónimos como instrucción, consejo, mensaje, principio moral o máxima.
Las fábulas de Esopo, Jean de la Fontaine o Tomás de Iriarte en las que los personajes son animales u objetos humanizado con el fin de obtener una distancia que nos permita reflexionar sobre nuestros propios actos individuales o como sociedad. Pero no todas las fábulas con tan antiguas, entre nuestros contemporáneos las han practicado escritores como Rafael Pombo, con su obra Cuentos pintados y cuentos morales para niños formales (1954) o Augusto Monterroso, con La oveja negra y demás fábulas (1969).
Os animamos a pensar un relato que contengan una moraleja, y, si puede ser, que esta sea sutil, que el lector no entienda que el autor busca adoctrinar o convencer, sino que la propia historia sea fuente de reflexión moral o humanística.