Grandes escritoras universales (L)
El pasado 8 de marzo se celebró, un año más, el día de la mujer trabajadora. Para conmemorarlo, recordaremos algunas figuras fundamentales de la literatura universal.
Dorothy Parker
Dorothy Rothschild nació en Long Branch, Nueva Jersey, Estados Unidos, el 22 de agosto de 1893. Nació por casualidad en Nueva Jersey, ya que la familia pasaba sus vacaciones, pero vivían en Nueva York, la ciudad que marcó absolutamente su existencia y de la que se la considera una de sus mejores cronistas.
Dorothy xreció en el Upper West Side, estudió en la Blessed Sacrament Convent School. Quedó huérfana joven, lo que la obligó a trabajar desde muy temprana edad, en 1914 logró vender un poema a la revista Vanity Fair, y al año siguiente fue contratada como asistente editorial por la revista Vogue.
Se casó con el bróker de Wall Street Edwin Pond Parker II, pero se separaron al inicio de la Primera Guerra Mundial, por ello conservó el nombre de casada y firmaba sus artículos y libros como Dorothy Parker.
Fue la principal animadora de la tertulia de escritores, críticos, dramaturgos, actores y periodistas conocida como mesa redonda del Algonquín (1919-1929), de la que formaron parte el columnista Franklin Pierce Adams, el humorista y actor Robert Benchley, el columnista deportivo Heywood Broun, el dramaturgo Marc Connelly, la feminista Ruth Hale, el dramaturgo y director George S. Kaufman, el productor de Broadway Brock Pemberton, el editor del The New Yorker Harold Ross, el escritor y dramaturgo Robert E. Sherwood, el publicista John Peter Toohey y el crítico y periodista Alexander Woollcott.
En 1919 destacó ya en sus crónicas teatrales en Vanity fair pero su extrema acidez le hizo perder el empleo. Más adelante, en la revista New Yorker, fundada en 1925, desarrolló su carrera periodística y se convirtió en una celebridad en los círculos neoyorkinos.
Publicó siete volúmenes de cuentos y poesía que fueron muy bien recibidos por la crítica, y tenían en común un fuerte contenido autobiográfico.
Su relato Big Blonde (La gran rubia), publicado en Bookman Magazine, ganó el prestigioso Premio O. Henry en 1929.
El caso de las ejecuciones de los anarquistas Sacco y Vanzetti, en 1927, fue el detonante de su lucha en favor de los derechos civiles.
Se divorció en 1928 y tuvo una relación sentimental con el dramaturgo convertido en reportero Charles MacArthur; tuvo un aborto que la llevó a una depresión que culminó con el primero de sus tres intentos de suicidio. En 1927 las ejecuciones de los anarquistas Sacco y Vanzetti despertaron para siempre su vocación en favor de los derechos civiles. En 1934 se casó con el actor Alan Campbell, se trasladaron a vivir a Hollywood donde formó parte de la Anti-Nazi League ("Liga antinazi"), por lo que investigada por el FBI como sospechosa de pertenecer al Partido Comunista, y llegó a aparecer en la Lista Negra de Hollywood. Durante el periodo de la Guerra Civil Española fue una muy activa defensora de la causa republicana, para apoyar la causa realizó un vaije a España que quedó reflejado en su obra "Soldados de la República".
De 1957 a 1962 escribió reseñas de libros para la revista Esquire. En estos últimos años se acrecentaron sus problemas con el alcoholismo, murió de un ataque cardíaco en 1967, en Nueva York, en una habitación de hotel.
En su testamento, legó todos sus bienes al movimiento de Martin Luther King, la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People, "Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas de Raza Negra").
Fue incinerada, en su epitafio no se olvidó de su exquisita ironía: "Excuse My Dust" (“Perdonen por el polvo”).