Grandes escritoras universales (XLVI)
El pasado 8 de marzo se celebró, un año más, el día de la mujer trabajadora. Para conmemorarlo, recordaremos algunas figuras fundamentales de la literatura universal.
Willa Cather
Wilella Sibert Cather nació en Black Creek Valley, Virginia, el 7 de diciembre de 1873, fue conocida con el nombre de Willa Cather.
Se crió en un rancho y estudió en la Universidad de Nebraska.
Tras graduarse, en 1895, se instaló en Pittsburg, donde trabajó como periodista para el The Home Monthly y después como profesora de Latín y Griego en una escuela de secundaria, y como crítica de teatro en el Pittsburgh Leader.
Willa Cather comenzó a escribir a los 36 años, bajo el influjo de Henry James, aunque pronto adoptó una voz personal. En 1905 publicó su primera colección de cuentos, The Troll Garden, que ya contenía alguno de sus relatos más famosos, como «El caso de Paul».
En 1906 se trasladó a Nueva York para trabajar en la McClure’s Magazine.
Tras la publicación de su primera novela, Alexander’s Bridge (1912), su primer éxito fue Pioneros (1913), que forma parte de la llamada «Trilogía de la Pradera», formada también por El canto de la alondra (1915) y Mi Ántonia (1918), esta última está considerada su obra maestra, y la trilogía tuvo un enorme éxito. Sin embargo, fue por Uno de los nuestros, publicada en 1922, que le fue concedido el premio Pulitzer.
También publicó: La casa del profesor (1925), La muerte llama al arzobispo (1927), Lucy Gayheart (1935). En 1940, en un clima de desánimo motivado por la posibilidad de intervención de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, Cather escribió su última novela.
Murió en Nueva York, donde había convivido con su compañera Edith Lewis, a la que nombró albacea literaria.