Grandes escritoras universales (XXVII)
El pasado 8 de marzo se celebró, un año más, el día de la mujer trabajadora. Para conmemorarlo, recordaremos algunas figuras fundamentales de la literatura universal.
Flannery O'Connor
Flannery O'Connor nació en Savannah, Georgia, EEUU, el 25 de marzo de 1925.
Estudió secundaria en Peabody High School, se graduó en Estudios Sociales en el Georgia State College for Women. En 1946 fue aceptada en el prestigioso Master de Creación Literaria de la Universidad de Iowa. Obtuvo una beca en la colonia de escritores de Yaddo, donde conoció al poeta Robert Lowell; y se trasladó a vivir a Nueva York. En 1951 se le diagnosticó lupus, y tuvo que regresar a Milledgeville, donde estuvo escribiendo y residió hasta su muerte. Sólo viajó una vez fuera de su mítico territorio sureño de Georgia y fue para ir a París, Lourdes y Barcelona.
Publicó en 1952 la novela Sangre sabia y en 1960 Los violentos lo arrebatan.
Publicó una treintena de relatos breves, recogidos en dos libros: Un hombre bueno no es fácil de encontrar (1955) y Todo lo que asciende tiene que converger (1965). Fue también una gran escritora de ensayos y conferencias.
Su obra se engloba en el llamado gótico sureño, junto a William Faulkner, Katherine Anne Porter o Eudora Welty, aunque la escritora tenía su propia idea sobre la mirada norteña del sur: “Cualquier cosa que sale del sur será llamada grotesca por el lector del norte, a no ser que sea grotesca, en cuyo caso será llamado realista”.
En 1979, la novela Sangre sabia fue adaptada al cine por el director John Huston.
Murió el 3 de agosto de 1964, a los 39 años, en su granja bautizada Andalusia situada en Navicent Health Baldwin, Milledgeville, Georgia, Estados Unidos.