Grandes escritoras universales (X)
El pasado 8 de marzo se celebró, un año más, el día de la mujer trabajadora. Para conmemorarlo, recordaremos algunas figuras fundamentales de la literatura universal.
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik nació en Avellaneda, Argentina, el 29 de abril de 1936, provenía de una familia de origen ruso. Tuvo una infancia difícil marcada por el asma y la tartamudez, junto con las noticias acerca de la familia masacrada en Rivne.
Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En ese tiempo conoció a Juan Jacobo Bajarlía, quien lo introdujo a su primer editor, Arturo Cuadrado, y a varios artistas surrealistas de la época como Juan Batlle Planas, Oliverio Girondo y Aldo Pellegrini, y comenzó sus sesiones de terapia con León Ostrov.
De 1960 a 1964 vivió en París, donde trabajó como traductora y lectora de escritores franceses, y trabajó en la revista Cuadernos, conoció a Octavio Paz y Julio Cortázar. En la capital francesa estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona.
Publicó los poemarios «La tierra más ajena», en 1955; «La última inocencia», en 1956; «Las aventuras perdidas», en 1958; «Árbol de diana», en 1962; «Los trabajos y las noches» en 1965; «Extracción de la piedra de locura», en 1968; «El infierno musical» en 1971 y «Textos de sombra y últimos poemas», publicación póstuma en el año 1982.
El 18 de enero de 1967 murió su padre de un infarto, este hecho la marcó y aguzó sus depresiones.
El 25 de septiembre de 1972, se quitó la vida ingiriendo 50 pastillas de Seconal durante un fin de semana en el cual había salido con permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires.