Muere José Saramago, el autor que buscó un mundo justo
El Nobel portugués falleció ayer a los 87 años de edad a consecuencia de una leucemia crónica El autor de Ensayo sobre la ceguera y Memorial del convento fue un hombre comprometido y riguroso, implicado en numerosas causas políticas y sociales
VÍCTOR A. GÓMEZ / L.O. MÁLAGA/MADRID«Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar». Era el leit motiv del Nobel portugués José Saramago, en sus propias palabras, un escritor que utilizó la letra y la tinta como herramientas para buscar un mundo mejor a partir de la feroz crítica del actual –«Yo no soy pesimista; es que el mundo es pésimo, una cosa infame»–. Ayer murió, a los 87 años, en su casa de Lanzarote, donde residía, sin haber logrado del todo su objetivo, pero dejando a muchos contagiados por el virus de su reflexión. No tenía el poder para cambiar el mundo, pero sí para que muchos se dieran cuenta de lo absolutamente necesario que era hacerlo.
«¿La muerte? Es un proceso natural, casi inconsciente. Entraré en la nada y me disolveré en ella». Y así fue: falleció por una leucemia crónica tranquilamente, junto a su esposa y traductora, la granadina Pilar del Río, la mujer que le llevó a sentenciar que nuestra única defensa contra la muerte es «el amor». Los restos mortales del Premio Nobel de Literatura José Saramago serán incinerados en Portugal; una parte de sus cenizas se depositarán en su pueblo natal, Azinhaga, en Portugal, y otra se enterrará junto a un olivo de su casa de Lanzarote.