Robert Gottlieb, el editor
Robert Adams Gottlieb acaba de publicar sus memorias. Se trata del editor estadounidense más importante del sXX.
Bob Gottlieb nació el 29 de abril de 1931, en una familia judía de Nueva York. Se graduó de la Universidad de Columbia en 1952, y pasó dos años en la Universidad de Cambridge. En 1955 entró a trabajar en Simon & Schuster, como asistente editorial de Jack Goodman, el editor en jefe, a los diez años logró este cargo.
En 1968, junto con Nina Bourne y Anthony Schulte, se mudaron a Alfred A. Knopf como editor en jefe, y al poco tiempo se convirtió en presidente, estuvo desde 1987 hasta 1992 fuera de la editorial para trabajar como editor de The New Yorker, y en 1992 regresó a Alfred A. Knopf.
Además de su labor como editor, es crítico literario, ha colaborado en The New York Review of Books, The New Yorker, The New York Times Book Review, y ha sido crítico de danza para The New York Observer desde 1999. Es, además, autor de biografías de George Balanchine, Sarah Bernhardt, y la familia de Charles Dickens.
Gottlieb ha editado novelas de John Cheever, Doris Lessing, Chaim Potok, Charles Portis, Salman Rushdie, John Gardner, Len Deighton, John le Carré, Ray Bradbury, Elia Kazan, Margaret Drabble, Michael Crichton, Mordecai Richler y Toni Morrison, y libros de no ficción de Bill Clinton, Janet Malcolm, Katharine Graham, Nora Ephron, Katharine Hepburn, Barbara Tuchman, Jessica Mitford, Robert Caro, Antonia Fraser, Lauren Bacall, Liv Ullmann, Paul Simon, Bob Dylan, Bruno Bettelheim, Carl Schorske.
Su método consiste en realizar una primera lectura fijándose en el conjunto, tras lo cual llama al escritor y le da su parecer global del libro, si cree que vale la pena realiza una segunda lectura minuciosa en la que toma notas.
El proceso del editor es complejo, no deja de tratar con las emociones más profundas de los seres humanos, en sus memorias confiesa que hay una enorme variedad de reacciones, desde V. S. Naipaul, que no soportaba que le tocase ni una coma, hasta Toni Morrison, que disfrutaba del proceso.
Como no puede ser menos, su biografía repasa anécdotas con escritores conocidos, afirma que Roald Dahl era soberbio con los débiles y tenía un punto antisemita, dice de Michael Crichton que nunca fue un buen escritor.
Algunos lo califican de excéntrico, en parte por sus pasiones como coleccionista que llenan su despacho, miles de libros, por supuesto, pero también discos de jazz, carteles de estrellas de cine de los años treinta, 400 bolsos de plástico, en cualquier caso es uno de los editores más influyentes del siglo XX, también fue él quien rechazó publicar La conjura de los necios , de John Kennedy Toole, tras esta decisión el autor se suicidó y al cabo de unos pocos años fue un best seller, sin embargo, el editor ha declarado que volvió a leer el libro y siguió pensando lo mismo.
En el libro realiza una defensa de la figura del editor que debe permanecer como una figura silenciosa que brilla solo cuando brillan otros. Acusa a la fotocopiadora de la decadencia impulsada por las grandes editoriales, la facilidad varias copias de un manuscrito hizo posible que circularan entre varios editores y empezaron las subastas. Gottileb tiene 87 años y ninguna idea de dejar de trabajar en un oficio donde puede hacer lo que considera más placentero: leer.