Escritoras ocultas por la historia (V)
El 15 de octubre se celebró el Día de las Escritoras, para conmemorarlo seguimos con la sección en la que recordamos algunas figuras fundamentales de la cultura española que han quedado relegadas por la historia, a pesar de ser figuras intelectuales de primera magnitud.
Alfonsa de la Torre
Ildefonsa Teodora de la Torre y Rojas nació el 4 de abril de 1915 en Cuéllar, Segovia, España. De los tres a los seis años sufrió una enfermedad por la que perdió temporalmente la visión. Estudió en el Colegio de la Divina Pastora, y el bachillerato en el Colegio de San José de Segovia. Posteriormente, en Madrid cursó estudios de cultura y lengua italiana.
Pasó los primeros años de la guerra en Cuéllar. Se licenció en Filología Románica por la Universidad Complutense de Madrid, y se doctoró en 1944 con una tesis sobre la obra de la escritora extremeña Carolina Coronado. En Portugal estudió lengua y literatura portuguesa hasta 1945, en que regresó para impartir clases en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en la especialidad de Filología Románica.
Por nacimiento debía pertenecer a la Generación del 36, con cuyos autores compartió ambientes y algunos rasgos, pero su escritura de carácter erudito y experimental no tiene parangón en la poesía española del XX. Su obra recibió los elogios de Gregorio Marañón, Gerardo Diego, y Francisco Javier Martín Abril.
Firmó sus libros como Alfonsa de la Torre. En 1943, publicó su primer libro de poemas, 'Égloga', le siguió 'Oda a la reina de Irán', en 1948, y en 1950 'Oratorio de San Bernardino', uno de los libros más singulares y enigmáticos de la poesía del siglo XX, y que ha sido reeditado recientemente por editorial Torremozas. En este libro se constata una rescritura de la literatura religiosa y de la mitología femenina, y feminista. También escribió cuento y teatro.
En los últimos años decidió retirarse a La Charca, la casa familiar: donde siguió escribiendo pero sin editar su obra, su hermano destruyó, tras su muerte el 19 de abril de 1993, tanto sus manuscritos como su correspondencia con Jaime Gil de Biedma, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, y con Ángeles Fernández de la Borbolla, su pareja durante más de cuarenta años.
Ildefonsa de la Torre recibió el Premio Nacional de Literatura en 1951 por Oratorio de San Bernardino.