Seudónimos
Los seudónimos han sido utilizados por escritores y escritoras por variados motivos, en la mayoría de los casos para ocultar su identidad en una sociedad que no aceptaba el simple hecho de que una mujer escribiera, en otros porque las ideas del autor eran avanzadas y consideradas peligrosas en la época por atacar el poder político o religioso, y también ha habido escritores consagrados que decidieron publicar con un seudónimo para probarse a sí mismos y ver si sus obras tenían igual éxito al no aparecer su nombre conocido.
George Elliot / Víctor Català / George Sand
Entre las primeras algunos de los casos paradigmáticos son el de George Eliot, seudónimo de Mary Anne Evan; George Sand, de Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant; el de Karen Christence Blixen-Finecke, autora de Memorias de África que tuvo que firmar como Isak Dinesen; la escritora catalana Caterina Albert, autora de una de las obras más rompedoras del siglo XIX, Solitud, que decidió firmar como Víctor Català, o Cecilia Böhl de Faber y Larrea que firmaba sus obras como Fernán Caballero.
Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga utilizó el seudónimo de Gabriela Mistral como homenaje a los poetas Gabriele D'Annunzio y Frédéric Mistral.
Gabriela Mistral / Gabriele D'Annunzio / Frederic Mistral
Entre los segundos estaría el caso de George Orwell, cuyo nombre real era Eric Arthur Blair, decidió adoptar el seudónimo de George Orwell en 1933 cuando escribía New Adelphi, para no incomodar a sus padres, especialmente por sus ideas políticas.
George Orwell
La fama puede convertirse en una dictadura editorial y del gusto lector que puede impedirte desarrollar otras facetas de la propia creatividad.
Robert Galbraith / Richard Bachman / Benjamin Black
Es el caso de la escritora de Harry Potter, J.K.Rowling que publicó “El canto del cuco” bajo el nombre de Robert Galbraith, o Stephen King que a principios de su carrera publicaba bajo el seudónimo de Richard Bachman, tras su fama, King siguió recurriendo al seudónimo en ocasiones crear cosas distintas a las que tenía acostumbrados a sus lectores. El escritor John Banville escribe sus novelas detectivescas con el conocido seudónimo de Benjamin Black.