La literatura de cordel brasileña declarada Patrimonio Cultural Inmaterial
La literatura de cordel recibe este nombre por haber sido distribuida en los llamados ‘pliegos de cordel’, cuadernillos impresos sin encuadernar y exhibidos para su venta en tendederos de cuerdas.
Se trata de un género popular hecho en verso que se originó en la península ibérica. El comercio marítimo de España y Portugal con sus colonias trasladó el género a lo largo del Mediterráneo (especialmente en Nápoles y Sicilia) y cruzó el océano Atlántico hasta Iberoamérica, donde tuvo cierta expansión en Chile, y México, aunque tuvieron un especial arraigo en Brasil, donde perviven como rimas romanceadas ilustrados con xilografías.
Ivan Cavalcanti ha hecho notar cómo los «corridos» en Argentina, Nicaragua, Perú y México, y los «contrapunteos» de los «payadores» en el Cono Sur de América, tienen una procedencia común.
Sin embargo, en España los poetas cultos no fueron partidarios del cordel, mientras que en Portugal fue el medio tradicional por el cual se divulgó la obra de Gil Vicente, Baltasar Dias, o Nicolás y Antonio José da Silva. La literatura ambulante en Brasil siguió la misma pauta que en Portugal. En Brasil se popularizó en la región nordeste (los estados de Pernambuco, Paraíba y Ceará).
En 1988 se fundó en Río de Janeiro la Academia Brasileira de Literatura de Cordel, y el pasado diecinueve de septiembre fue declarada, -por decisión unánime de los miembros del Consejo Consultivo del Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan)-, Patrimonio Cultural Inmaterial de Brasil, lo que incluye no solo los versos sino a declamadores, editores, ilustradores (dibujantes, artistas plásticos, productores de xilograbados) y folleteros (los vendedores de las obras).
Actualmente el género sigue vivo en Brasil y es practicado en al menos 13 de los 27 estados del país.