¿Qué es un “negro literario”?
El escritor que trabaja en negro es aquel que escribe el texto que otro firmará. En el mundo anglosajón se denominan Ghostwriter (escritor fantasma). Un “escritor fantasma o negro” es un escritor profesional a quien se contrata para escribir bajo el nombre de otra persona autobiografías, cuentos, artículos, novelas, o incluso discursos, en especial para políticos, actores o personas mediáticas. Son escritores de talento que renuncian a su firma por cuestiones monetarias.
Es esta una práctica antigua que sigue vigente y que en los últimos años ha sido empleada también para lograr ventas importantes a través de “autores” famosos que en realidad son incapaces de escribir con el nivel necesario. Las editoriales argumentan que no son “fantasmas o negros” sino asesores literarios que aparecen citados en el libro.
La expresión procede del “nègre littéraire” que Alejandro Dumas padre usó para escribir sus más famosas novelas de aventuras. Paul Auster ha confesado que en su juventud se ganó la vida como “negro” para una editorial.
Un caso muy conocido en España fue el de la periodista española Ana Rosa Quintana, que contrató a uno para que le escribiese la novela Sabor a hiel y que finalmente fue retirado por plagio.
Es vox populi que los libros de la mayoría de políticos no están escritos por ellos, pero en cambio se desconoce el verdadero autor, ese es el trato. En muchos casos estos libros no tendrán unas ventas tan amplias, y en cambio las editoriales suscriben contratos millonarios con sus “autores”.
El director de cine Roman Polanski se sirvió del misterio que rodea siempre a estos personajes para construir una trama de intriga en su película The Ghost Writer, basada en la novela en The Ghost de Robert Harris, en la que se cuenta la historia de un escritor fantasma al que encargan redactar las memorias de un ex Primer Ministro británico.
El sistema funciona de modo que el verdadero autor/redactor renuncia a su firma, firma un contrato de confidencialidad, y recibe a cambio un cuantioso adelanto, ya que se trata de libros con unas amplias ventas aseguradas. El beneficio medio para esta práctica, para hacerse una idea, es que para unas ventas de unos cuarenta mil ejemplares el escritor “fantasma” puede conseguir unos ingresos totales de unos quince mil euros.