Emociones literarias
El antropólogo y lingüista ruso Vladímir Yákovlevich Propp analizó los componentes básicos de los cuentos populares rusos para identificar sus elementos narrativos irreducibles más simples, lo que desarrolló en su obra Morfología del cuento, publicada en 1928. Esta obra influyó tanto a Claude Lévi-Strauss como a Roland Barthes ya que el análisis le permitió encontrar una serie de puntos recurrentes que creaban una estructura constante en todas estas narraciones.
En 1940, Kurt Vonnegut presentó una tesis llamada “Las formas de las historias”, en que analizaba los arcos emocionales de las historias, lo que le permitía desentrañar, por ejemplo, la gran similitud entre la Cenicienta y los orígenes de la historia de la cristiandad en el Antiguo Testamento, en cuanto al tratamiento de las emociones, incluso en sus conferencias lo representaba de un modo gráfico.
Recientemente, el Laboratorio Computacional de la Universidad de Vermont realizó un amplio estudio buscando los arcos emocionales de las grandes obras.
Andrew Reagan y su equipo de investigadores se inspiraron en la tesis de Vonnegut y analizaron los patrones de las fluctuaciones emocionales en más de mil setecientos libros, hicieron un análisis de los sentimientos y crearon gráficas del índice de felicidad de los protagonistas, tomando fracciones de diez mil palabras, lo que les llevó a determinar que hay seis estructuras básicas en las que se puede encajar el viaje emocional de los protagonistas:
- Crecimiento sostenido, por ejemplo en Las aventuras subterráneas de Alicia de Lewis Carroll.
- Tragedia o caída sostenida, como en Romeo y Julieta de William Shakesperare o La Metamorfosis de Franz Kafka.
- Caída y ascenso. (El hombre en el agujero del que hablaba Vonnegut).
- Ascenso y caída. Como Ícaro de la mitología griega.
- Ascenso-caída-ascenso. Presente en La Cenicienta o Jane Eyre de Charlote Brontë.
- Caída-ascenso-caída. Sería el caso de Edipo.
Los héroes seguirían el arco del “hombre en el agujero”, mientras que los villanos estarían en la categoría opuesta, como Ícaro.
Estos arcos emocionales están basados únicamente en los sentimientos que provoca el lenguaje utilizado y no en los detalles de las historias que afectan la progresión narrativa.
