Bibliotecas curiosas: Bibliobuses
Las bibliotecas en la antigüedad, en las ciudades mesopotámicas, eran más bien lo que actualmente se considera un archivo, es decir, el lugar donde se guardaba el registro de toda la actividad religiosa, económica y política de las ciudades. La primera la fundó el rey asirio Asurbanipal, en el siglo VII a.C. en la ciudad de Ninive, cerca del río Tigris, y custodiaba unas mil quinientas tabletas.
En Egipto se construyó, en el 330 a.C., la biblioteca de Alejandría, esta contenía setecientos mil rollos de papiro.
Una turba de cristianos incendió la biblioteca de Alejandría en el año 640 d.C. En la modernidad, por desgracia, esto no se ha detenido ya que la biblioteca Nacional de Sarajevo fue bombardeada premeditadamente por las tropas serbo-bosnias en 1992, y la biblioteca nacional de Irak, que contaban con ejemplares antiguos únicos de valor incalculable, fue también destruida en la guerra.
En la antigua Grecia ya tenían un concepto parecido al actual definición de la RAE: "Institución cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos".
Estas bibliotecas eran privadas, y las primeras bibliotecas públicas de conocidas fueron fundadas en la Roma de Julio César.
Abdul Kassem Ismael era el creador lo que podríamos calificar como la primera biblioteca ambulante de la historia, cargada por camellos, en el siglo X, y formada por una colección de más de ciento diecisiete mil papiros, códices y pergaminos.
La biblioteca más grande del mundo es la Biblioteca del Congreso, situada en Washington, Estados Unidos, se compone de tres edificios y contiene libros, mapas, cómics, películas, grabaciones, microfilmes, y, curiosamente, se custodia copia de todos los Twits publicados desde que existe Twitter. Como dato curioso, el profesor Cristopher Maurer, encontró en la biblioteca del Congreso de Washington un borrador manuscrito de uno de los poemas de Poeta en Nueva York, escrito por el propio Federico García Lorca.