Noruega: el paraíso de los escritore/as
Noruega es un pequeño país con solo 5 millones de habitantes. Es un país rico, gracias al petróleo, pero han sabido utilizar esta abundancia en favor de sus ciudadanos. La cultura es uno de los ejes fundamentales que integran el sistema noruego, las posibilidades económicas se aúnan al interés por la cultura y por defender una lengua que es forzosamente minoritaria.
Esto se traduce en ayudas al sector del libro. IVA cero para el libro de papel (algo que en Europa solo ocurre en Reino Unido, Irlanda, Albania, Ucrania y Georgia) y una política de precio fijo. El Estado tiene un programa de adquisición de libros para las bibliotecas por el que compra de media más de una tercera parte de los tirajes editoriales lo que asegura la viabilidad de las editoriales tanto grandes como pequeñas.
Otro de los elementos fundamentales es el programa de ayudas a los escritores. Un autor emergente puede optar a una beca-sueldo de unos 25.000 euros anuales. De hecho, incluso autores consagrados como Karl Ove Knausgård, (el autor de la saga Mi lucha) también ha sido beneficiario de las ayudas del Gobierno a través de Norla (Norwegian Literature Abroad). Esta política ha logrado que haya muchos más escritores dispuestos a intentarlo. En los años sesenta salían solo uno o dos escritores debutantes al año, actualmente más de sesenta, esto contrasta con los datos de Suecia y Dinamarca donde hay proporcionalmente menos.
Jostein Gaarder, uno de los primeros best sellers noruegos con su libro El mundo de Sofía declaró que: “Noruega está exportando literatura. La calidad media de las letras del país es muy alta y creo que se debe en gran parte a ese apoyo que ha prestado el Estado durante muchos años”. Hasta la irrupción de Gaarder, que puso la literatura noruega en el mapa literario europeo tras la venta de de más de cuarenta millones de ejemplares, la presencia de los autores noruegos era siempre menor en las librerías y en volumen editorial, se reducía a algunos ejemplares de Henrik Ibsen o Knut Hamsun. Actualmente el panorama ha cambiado radicalmente y es normal encontrar los libros de Knausgård, Dag Solstad, Kjell Askildsen, Per Petterson, Linn Ullmann, Jo Nesbø; Jon Fosse; Maja Lunde o Maria Parr. Noruega será, además, país invitado de la Feria del Libro de Fráncfort 2019.
En 2017 concedió a escritores de ficción para adultos 125 ayudas por valor de más de 2,5 millones de euros. También las asociaciones de escritores pueden repartir becas para que un autor investigue, viaje o pueda dejar su trabajo para dedicarse en exclusiva a escribir un libro, el secreto radica en que estas asociaciones se nutren de derechos de autor por préstamos de libros o copias realizadas en universidades o empresas.
Todo esto hace que en Noruega se puede vivir de la literatura sin tener que ser comercial.
Otro elemento a destacar es que, al contrario que en España, un escritor puede jubilarse, seguir escribiendo y publicando y cobrar los derechos de autor, sin tener que renunciar a su pensión.
Estas medidas se explican por una cultura de la creación artística que se traduce en presupuestos generosos que no han disminuido ni siquiera en plena crisis. Sin duda, un ejemplo a seguir.