Libros autobiográficos de escritores
Como lectores, a menudo cometemos el error de confundir la vida del escritor con su biografía, es algo relativamente previsible ya que una gran obra nos despierta la curiosidad por la vida del escritor, o escritora, y por otro lado los autores se basan en hechos que han vivido o escuchado para escribir sus obras de ficción por lo que es normal que se produzcan confusiones.
En ocasiones, los autores sí novelan explícitamente su vida o un periodo de esta. Vaya, pues, la recomendación de algunas de estas obras.
Algunas de las obras están más cerca de las memorias o autobiografías al uso, y otras son autobiografías noveladas.
Automoribundia, de Ramón Gómez de la Serna, estaría a caballo entre ambas, es una obra original y poco conocida Se trata de una autobiografía literaria: "una petulancia contra la muerte; más que contra la muerte, hacia la muerte”, como dijo el propio autor. Automoribundia renovó completamente el concepto del autobiografismo español del siglo XX.
El Diario de un escritor, de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, es una obra interesantísima, -y sin embargo de las menos conocidas del autor-, en la que se mezcla de manera muy moderna: autobiografía, ficción, ensayo, crónicas judiciales, necrológicas, estampas de costumbres, etc. para dar cuenta de su vida de una manera compleja.
Habla, memoria, de Vladimir Nabokov, no es tampoco una autobiografía al uso sino una serie de relatos que, además, cuentan sus peripecias vitales: su infancia en la dacha de la familia, su huida de la Unión Soviética y el exilio europeo en su inconfundible e inteligentísimo estilo.
De Profundis, de Oscar Wilde, es quizás uno de los libros más impresionantes, en realidad se trata de una carta que Wilde escribió a su amante lord Alfred Douglas, mientras cumplía condena en la cárcel de Reading, la relación fue consentida pero la rígida moral victoriana no le perdonó su amor homosexual y menos que fuera con un lord. Wilde estaba en la cima de su éxito y fue condenado a trabajos forzados. En la carta hay una profunda meditación sobre el sufrimiento y la injusticia pero buscando siempre una salida vital. Las penosas condiciones de sus años de encarcelamiento minaron su salud y, aunque se exilió en Francia al salir, no logró sobrevivir mucho tiempo.
Entre las autobiografías noveladas destaca Antes del fin, de Ernesto Sabato. La novela relata la historia de un joven nacido en la pampa argentina que inicia una carrera científica pero que la abandona para poder dedicarse a su pasión literaria. Una suerte de bildungsroman que narra el paso a la madurez del escritor.
Gonzalo Torrente Ballester publicó en 1982 Dafne y Ensueños en la que, con un tono poético, recuerda su infancia, su época de estudiante universitario y la elección de la literatura como proyecto vital.
Guillermo Cabrera Infante dejó, al morir, este texto inédito en forma de autobiografía novelada que se ha titulado Mapa dibujado por un espía en el que contaba su vuelta a Cuba para asistir al entierro de madre.
Una de las autobiografías noveladas más famosas, en gran parte gracias a la película, es la de Karen von Blixen-Finecke, que firmó con el seudónimo de Isak Dinesen sus Memorias de África. La novela se publicó en 1937 y narra los diecisiete años que Blixen pasó en Kenia en la plantación de café The Karen Coffee Company que fundó con su marido el barón Bror Blixen-Finecke. Cansada de las infidelidades de su marido, del poco apoyo que recibía, (además de que le contagió la sífilis), se divorció y se quedó con la plantación, algo totalmente inusual y nada fácil para una mujer en la época, La obra también relata su historia de amor con el cazador y aviador Finch Hatton, aunque no tiene tanta importancia en el conjunto como se le dio en la película.
En Estambul. Ciudad y recuerdos, el escrito turco Orhan Pamuk rememora su vida en Estambul hasta los veinte años. La obra se convierte en un apasionante fresco familiar y a la vez en un inestimable retrato de la ciudad del Bósforo.
En el ámbito de las memorias, una de las autobiografías más vendidas de la historia es Vivir para contarla de Gabriel García Márquez. De todos es conocido que las claves de los personajes y las situaciones de Cien años de Soledad estaban en la propia infancia de García Márquez en Arataca, por lo que su autobiografía tenía un interés especial para sus lectores.
Mario Vargas Llosa relató en El pez en el agua su juventud, la difícil relación con su padre, sus primeros pasos como escritor, la boda con su tía Julia o su carrera política.
Rafael Alberti recogió las memorias de su larga e intensísima vida en La arboleda perdida, el primer volumen relata su niñez en Cádiz, la adolescencia y primera juventud.
Francisco Ayala tuvo una apasionante vida que duró un siglo. Había nacido en 1906 y murió en 2006. Sus memorias han sido publicadas en varios volúmenes reunidos con el título de Recuerdos y olvidos. El primero se ocupa de su infancia hasta el final de la guerra civil (Del paraíso al destierro), el segundo (El exilio), de su exilio en Argentina, Brasil, Puerto Rico y Nueva York, el tercero (Retornos) su vida en EEUU como catedrático de literatura y la última (De vuelta en casa) su vuelta a España tras la reinstauración de la democracia.
En 1929, Robert Graves escribió su autobiografía, Adiós a todo eso, antes de tomar la decisión de abandonar Inglaterra para vivir en Mallorca. En esta obra relató su difícil infancia en el internado de Chatterhouse; la dolorosa experiencia en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, su matrimonio con Nancy Nicholson, y vocación literaria.
Rudyard Kipling se decidió a escribir sus memorias en Algo de mí mismo, escrito en 1936, donde contaba su infancia en la India, su vida en Londres, sus viajes por los cinco continentes y la entrega del Premio Nobel en Suecia, todo ello con un estilo irónico que sorprendió a sus lectores.
Stefan Zweig escribióEl mundo de ayer en unas circunstancias muy duras que acabaron con su suicidio. Sin embargo, había sido uno de los autores más reconocidos de su siglo. El libro narra su personal declive interno de forma paralela a la desmembración de la Europa central en plena Segunda Guerra Mundial. Zweig, que había sido un gran biógrafo de María Estuardo o Montaigne, dejó en este libro un testimonio mucho más intenso de los sufrimientos de una vida.
No todos los libros autobiográficos se escriben al final de la vida, Sandor Marai escribió a los treinta y cuatro años su libro de memorias Confesiones de un burgués donde se encuentran ya todos los ejes que compondrán sus novelas: la obsesión por escribir, el periodismo, sus amantes, su matrimonio, el sentimiento de desarraigo y el alcoholismo. Marai nació en una familia acomodada del todavía existente Imperio austrohúngaro, pero fue ya un niño rebelde que se escapó varias veces y acabó en un internado.