Literatura y experimentación
En el SXX, la novela sufrió un gran cambio basado en la experimentación. La novela se había afianzado como género en el SXIX, a través del realismo y el naturalismo. El SXX se inició con la ruptura de las vanguardias en el arte, un quiebro que no solo quería ser técnico sino también conceptual. Un nuevo modo de ver la existencia y de vivir nuestra cotidianeidad que pedía renovadas formas alejadas del relato convencional. Esto dio pie a lo que se ha llamado la literatura experimental, sea narrativa o poesía, que se caracteriza por su búsqueda de la innovación técnica.
Hay un texto anterior que, sin embargo, ha marcado las obras de los autores del SXX: La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, escrito en 1759 por Laurence Sterne. Es un texto previo a la consolidación de la novela, y de algún modo enuncia un camino que quedó desierto durante casi un siglo y que la vanguardia intentó recuperar, el camino de la absoluta libertad creativa. Sterne no dudó en colocar una página impresa en negro para lamentar la muerte de un personaje. Este tipo de recursos gráficos fueron después recuperados por las vanguardias.
Los primeros textos experimentales nacieron con el SXX, esto dio lugar a obras como Los Cantos de Ezra Pound, la poesía de T. S. Eliot y la obra de Gertrude Stein, pero realmente fue la publicación del Ulises de James Joyce, en 1922, -texto que a su vez influyó en autores de la talla de Virginia Woolf o John Dos Passos-, la que marcó un antes y un después.
El surrealismo y el dadaísmo experimentaron con nuevas técnicas y grafismos. Tristan Tzara empleaba recortes de periódico y una tipografía en sus manifiestos, y el futurista Marinetti aplicó la teoría de las "palabras en libertad" en su "novela" Zang Tumb Tumb.
Contrapunto, de Aldous Huxley (probablemente inspirada por Los monederos falsos de André Gide), buscó introducir el contrapunto musical en la novela a partir de la «alternancia de acciones simultáneas que avanzan en paralelo». De este modo se entrecruzaban en la obra diversas historias personales y el autor buscaba lograr los efectos propios de las composiciones musicales a partir de sus transiciones, modulaciones y variaciones.
El OuLiPo (Ouvroir de la littérature potentielle) fue un taller de la literatura en el que los escritores Raymond Queneau, Italo Calvino o Georges Perec, y el matemático François Le Lionnais buscaban crear potenciales textos a través de la variación matemática. Italo Calvino publicó Si una noche de invierno un viajero, libro compuesto por unos capítulos en los que se presenta al lector preparándose para leer la obra y otros que conforman la propia narración. En esta línea iba el trabajo de los libros experimentales de Julio Cortázar: La vuelta al día en ochenta mundos o Último round. Y Rayuela marcó otro hito en la estructura ya que sus capítulos pueden ser leídos en orden aleatorio.
Estos autores influyeron también en los años sesenta en los beatniks a través del collage o la aplicación de la técnica del cut-up que William Borroughs, la cual consistía en recortar frases de periódicos y combinarlas de manera aleatoria.
En Las obras completas de Billy el niño, Ondaatje empleó el estilo scrapbook, técnica que consiste mezclar, como si se tratara de un álbum: poesía, prosa, entrevistas, declaraciones con fotografías y dibujos.
