Amistades literarias. Jorge Luis Borges: Bioy Casares y Manuel Peyrou
Jorge Luis Borges fue muy amigo de sus amigos. El poeta Ulyses Petit de Murat, con quien codirigió la Revista Multicolor en los años 30; el pintor Xul Solar, al que puso como protagonista clave del cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius o Macedonio Fernández fueron algunos de sus más allegados. Pero si hablamos de amigos de Borges hay dos nombres que destacan por encima de todos, el de Bioy Casares y el de Manuel Peyrou.
Con Bioy Casares se conocieron en 1932, en casa de Victoria Ocampo, y ya nunca más se separaron. La colaboración inicial surgió del modo más casual cuando a Bioy le encargaron un texto publicitario de un yogur búlgaro para la empresa La Martona, negocio de su familia, y este le propuso a Borges que lo crearan juntos. De estas reuniones surgieron los otros proyectos. Se juntaban para cenar y escribían a cuatro manos, como relató Bioy:
"Nos veíamos por la noche, antes de la cena, y si a uno se le ocurría una historia le anunciaba al otro que tenía un cuento para que lo escribiésemos juntos. Si el otro aceptaba, lo conversábamos durante la cena y nos proponíamos no escribirlo hasta después de la tercera cena, para haber hablado bastante de él. Pero en la segunda cena Borges se impacientaba y entonces yo me ponía a la máquina de escribir y al que se le ocurría la primera frase la proponía; si al otro le parecía bien, la aceptaba, escribíamos esa frase y así seguíamos".
Ambos llevaron adelante la mítica colección de novelas policiales El Séptimo Círculo para el sello Emecé, prepararon numerosas antologías, como la de literatura fantástica (en la que participó también Silvina Ocampo), crearon el heterónimo H. Bustos Domecq, "autor" de Seis problemas para don Isidro Parodi. El seudónimo fue creado con el apellido del bisabuelo materno de Borges (Bustos) y de la abuela paterna de Bioy (Domecq). Menos conocida es la edición de Un modelo para la muerte y Dos fantasías memorables. Dos relatos fantásticos en este caso con seudónimo basado en los apellidos de sus tatarabuelos: B. Suárez Lynch.
Aunque Borges era ya un autor famoso cuando se conocieron, y a pesar de que se llevaban quince años, la amistad literaria fue fructífera para ambos.
La relación con Bioy fue intelectual y literaria, la de Peyrou fue, además, una amistad íntima y confidencial, como dejó inmortalizado Borges en el poema dedicado a su Peyrou:
Tuyo fue el ejercicio generoso
De la amistad genial. Era el hermano
A quien podemos, en la hora adversa,
Confiarle todo o, sin decirle nada,
Fueron presentados por vez primera en un bar alemán de la calle Corrientes. Peyrou recordaba cómo esa noche pasearon recitando poemas y se acompañaban a sus casas sucesivamente, cada vez que llegaban volvían a acompañarse a la del otro, sin dejar de recitar poemas.
Peyrou, a pesar de ser reservado, alentaba las confidencias y fue el gran amigo de Borges, el que lo apoyó en momentos difíciles.