Semana de la Novela negra
La Semana Negra de Gijón es un festival literario nacido en 1988 gracias a la iniciativa del escritor Paco Ignacio Taibo II.
Se celebra cada año en Gijón, Asturias. Aunque en sus primeras ediciones estaba dedicado exclusivamente a la novela negra, con los años se ha ido ampliando a la ciencia ficción, la fantasía y la novela histórica.
No es solo un espacio de encuentro y conferencias sino que tiene vocación de festival. En sus conciertos han participado músicos como Willie Colón, Los Lobos, Mano Negra o Georges Moustaki, y en las lecturas nocturnas de poesía Ángel González, Juan Gelman, Juan Bañuelos, Joaquín Sabina y Luis García Montero, entre otros.
Durante la Semana Negra de Gijón se otorgan diversos galardones: el Premio Hammett a la mejor novela policíaca escrita en español, el Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de tema criminal de no ficción escrita en español; el Premio Espartaco a la mejor novela histórica; el Premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela negra publicada en español; el del Concurso Internacional de Relatos Policiacos a una obra inédita; y, a partir de 2008, el Premio Celsius a la mejor novela de fantasía, ciencia ficción o terror.
Este año cuenta con la participación, entre muchos otros, de: Alfonso Ungría (España), Carlos Salem (Argentina), Carme Solé Vendrell (España), Carmen Moreno (España), Cecilia Ekbäck (Suecia), Elia Barceló (España), Emiliano Monge (México), Ignacio del Valle (España), Iñaki Echeverría (Argentina), Irene Díaz (España), Juan Madrid (España), Laura Restrepo (Colombia), Lorenzo Silva (España), Luis Artigue (España), Luis Sepúlveda (Chile), Mikel Santiago (España), Nuria Barrios (España), Olaia Palacios (España), Paco I. Taibo II (México), Rosa Montero (España)...
Dice Paco Taibo II acerca del festival:
"Fuimos el refugio de todos los autores perseguidos, de periodistas heréticos, de todos los experimentos de género, de todos los lectores insatisfechos, de varios defenestrados por la industria editorial; dimos casa y hogar a más de un millar de escritores. Mostramos que igualdad y fraternidad y, sobre todo, libertad, no murieron con la Revolución francesa.
Fuimos y somos la isla a la que acudieron los náufragos.
Y reunimos tanto talento, que hoy, al paso de los años, asusta".