Café literario... Café del Teatro Principal
Las tertulias literarias y artísticas han sido siempre habituales en Barcelona. Una de las más antiguas la instauró Leandro Fernández de Moratín, el dramaturgo y poeta, en el llamado Café de los Guardias, que estaba situado en el Teatro Principal de las Ramblas. Moratín pasó varias largas estancias en la ciudad condal, de 1814 a 1817, en 1820 y 1821,
El Teatro Principal fue, durante dos siglos y medio, el único teatro estable de Barcelona. El rey Felipe II le otorgó, el 30 de abril de 1579, el monopolio de las representaciones teatrales públicas de la ciudad. En 1750 se instaló en los bajos del teatro uno de los primeros cafés. En 1787 el teatro, que era de madera al estilo de los corrales, se quemó y fue reconstruido en piedra.
El Café de los Guardias se convirtió en punto de congregación de intelectuales y artistas que tenían ciertas ideas progresistas, en los albores del romanticismo. El café quedó inmortalizado en la zarzuela titulada El café de Barcelona, compuesta por Ramón de la Cruz en 1788.
El café pasó a llamarse Café de las Delicias tras las reformas hechas en 1850. Estas aportaron una serie de frescos murales inspirados en paisajes venecianos que fueron pintados por el escenógrafo italiano Scaravelotto, también se intentó dar mayor esplendor al café con la colocación de grandes espejos y una palmera gigantesca de cristal, y en esa época fue frecuentado por personalidades de la cultura como Cutchet, Víctor Balaguer, Camprodón, Pere Aldabert, Apel•les Mestres, Santaló, Bartrina, Àngel Guimerà, Milá i Fontanals, Emili Vilanova, Marià Aguiló, Pepe lxart, Frederic Soler "Pitarra", Jardí, Matheu, Pereda y Pérez Galdós.
La vida cultural que acogió el Teatro Principal, hoy día cerrado y en desuso a pesar de algunos esfuerzos privados, es muy desconocida incluso por los propios barceloneses. El café de las Delicias acabó convertido en otro mítico espacio el Café Lion d'or que fue frecuentado por intelectuales de diferentes tendencias, los cuales acudían al café tras su paso por el teatro, y protagonizaron tertulias en la que participaron Conrad Roure y Manolo Hugué.