Confesiones calidoscópicas
Las vivencias personales están siempre en la base del hecho literario, sin embargo, algunos autores eligen exponerlas de un modo más radical. Es el caso de tres autores que emplean la autoficción de un modo totalmente personal pero muy distinto entre sí: Lucia Berlin, Karl Ove Knausgård, y Alicia Kopf.
Lucia Berlin tuvo una vida intensa que destiló en su obra con una visión fascinante, inteligente, sarcástica y tierna a la vez. Obtuvo en 1991 el American Book Award pero su trabajo no logró el reconocimiento que merecía hasta que en 2015 se publicó, a título póstumo, el conjunto de relatos Manual para mujeres de la limpieza. La mirada de Berlin traspasa a los personajes y las situaciones dejándolos intactos en su nobleza y en su bajeza, hay una suerte de ternura vital sin perdón ni condena. Su obra es tan compleja como fue su biografía. Nació en Alaska en 1936, en 1941 su madre, profundamente alcohólica, la llevó a vivir a El Paso (Texas).Tras la guerra la familia se instaló en Chile donde estudió en un exclusivo colegio privado. Se casó por primera vez a los 17 años con un escultor que huyó cuando ella quedó embarazada del segundo hijo. A los 22 años, se casó con el pianista Newton y se trasladó a un loft de Nueva York. En 1961 Lucia dejó a Newton y se marchó a México con sus hijos y Buddy Berlin, un personaje carismático y heroinómano, con el que se casó por tercera, y tuvo otros dos hijos. Tras divorciarse trabajó como profesora sustituta en la Universidad de Nuevo México. Sobrevivió más tarde haciendo todo tipo de oficios, incluso de mujer de la limpieza. Tuvo grandes problemas con el alcohol, que logró superar. En 1994 logró una plaza en la Universidad de Colorado, y murió en 2004. Su escritura se inscribe en la gran tradición americana del cuento moderno desde Chéjov pero es absolutamente singular, y de imprescindible lectura.
Otro caso distinto es el del noruego Karl Ove Knausgård que en 2009 emprendió un proyecto literario absolutamente original en su obra autobiográfica Mi lucha, compuesta por seis novelas en las que relata su vida de un modo descarnado. Según el crítico Jesús Fernández Úbeda: "Una vida humanísima, corriente, sin épica ni demasiado espectáculo. La –presunta- exposición personal es tan íntima, milimétrica y extrema como sublime".
Y por último cabe señalar la revelación de Alicia Kopf, una joven artista catalana que ha irrumpido con inusitada fuerza en el panorama literario con su novela Germà de gel (Hermano de hielo). Una novela transgénero que explora de otro modo este mismo territorio de la autoficción con una obra que combina su trabajo como artista conceptual basado en la fascinación por los exploradores polares de principios del siglo XX (Shackleton, Scott, Amundsen) con un diario vital el cual deviene un manual de supervivencia para el presente, centrada en la vida familiar marcada por su hermano autista. De este libro dijo Enrique Vila-Matas, "en otro país, habría cambiado incluso el curso de su historia".
Tres exploraciones que nos llevan directamente a los más profundo para romper el hielo de la mirada, tres confesiones que componen una figura calidoscópica de la realidad sin velos.