Minificción
La minifición se adapta perfectamente a los nuevos tiempos, en el que los lectores disponen de mucha información y poco tiempo para leer y para elegir. Pero es conveniente entender que esto no es necesariamente una pérdida sino una adaptación a la realidad contemporánea. Sin embargo, la minifición está también en las base de la tradición oral, y a la vez la forma breve es cada vez más utilizada por su utilidad didáctica. El texto breve tiene su raíz ya en la antigüedad, desde las parábolas bíblicas pasando por los aforismos, o las populares adivinanzas, el refranero, epitafios, graffiti, bestiarios, etc.
La característica más evidente de la minifición es su naturaleza híbrida, y también por ello ha sido denominado de múltiples formas: Alfonso Reyes los llamó apuntes, cartones y opúsculos, también han sido calificados como instantáneas y miniaturas, Cortázar los llamó textículos o minicuentos. Poco importa la denominación, lo cierto es que todos ellos tienen en común la capacidad de necesitar menos de una página para lograr la mayor complejidad literaria y la máxima evocación. El dinosaurio, de Augusto Monterroso, se considera el microrrelato más corto escrito en español:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Uno de los detalles característicos de la minifición es que es un formato que puede englobar todos los géneros, desde el ensayo (como muestra los textos ensayísticos de brevedad extrema de Virginia Woolf o Jorge Luis Borges) al el juego vanguardista (las greguerías de Ramón Gómez de la Serna):
Los tornillos son clavos peinados con la raya al medio.
Narrativa pura, como losmagníficosCrímenes ejemplares de Max Aub:
Esa hormiga odiaba al león. Tardó diez mil años pero se lo comió todo, poco a poco, sin que él se diera cuenta.
También ha habido espacio para el juego simbólico y lúdico, como en Las historias de cronopios y de famas de Julio Cortázar:
HISTORIA
Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se
detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.
En El libro de los seres imaginarios se incluye un texto de Borges, Un animal soñado por Kafka, que es a la vez un ensayo literario y un texto propio de un bestiario clásico:
"Es un animal con una gran cola, de muchos metros de largo, parecida a la del zorro. A veces me gustaría tener su cola en la mano, pero es imposible; el animal está siempre en movimiento, la cola siempre de un lado para otro. El animal tiene algo de canguro, pero la cabeza chica y oval no es característica y tiene algo de humana; sólo los dientes tienen fuerza expresiva, ya los oculte o les muestre. Suelo tener la impresión que el animal quiere amaestrarme; si no, qué propósito puede tener retirarme la cola cuando quiero agarrarla, y luego esperar tranquilamente que ésta vuelva a atraerme, y luego volver a saltar."
Que no podríamos dejar de contrastar con el magnífico microrrelato de Franz Kafka Deseo de ser un indio:
"Si uno pudiera ser un indio, siempre alerta, y sobre un caballo que cabalgara veloz, a través del viento, constantemente estremecido sobre la tierra temblorosa, hasta quedar sin espuelas, porque no hacen falta espuelas, hasta perder las riendas, porque no hacen falta riendas, y que en cuanto viera ante sí el campo como una pradera rasa, hubieran desaparecido las crines y la cabeza del caballo."
En definitiva una forma que puede englobar todos los géneros, y que será cada vez más popular en el futuro.