Bolaño, enigmas que no son ciencia ficción
Xavi Ayén / La Vanguardia
Día 30/10/2016
"En los Estados Unidos les está dando por el video, tengo buenos datos. En Londres los adolescentes juegan durante algunos meses a ser estrellas de la canción. Y no pasa nada, por supuesto. Aquí, como era de esperar, buscamos la droga o el hobby más barato y más patético: la poesía, las revistas de poesía; qué le vamos a hacer, no en balde esta es la patria de Cantinflas y Agustín Lara”, afirma el doctor Carvajal, uno de los personajes de El espíritu de la ciencia-ficción, la nueva novela de Roberto Bolaño (1953-2003), que se pone el jueves a la venta. Una obra en la que el joven poeta Jans Schrella –un trasunto del propio Bolaño– vive la bohemia literaria mexicana.
Todo lo que rodea a Bolaño es un acontecimiento. Desde el boom latinoamericano, con nombres como García Márquez o Vargas Llosa, no se recuerda a un escritor con semejante eco mediático y a la vez aplauso de la crítica. Autor inicialmente de culto, ha tenido éxito en mercados tan difíciles como el de Estados Unidos y antes de morir había empezado a entrar en las primeras deliberaciones de los académicos suecos, esas que con el paso de los años pueden fructificar o no. La aparición del nuevo libro coincide con una polémica sobre la gestión de su memoria que ha llevado a su viuda, Carolina López, a demandar judicialmente a varias personas e instituciones que se refirieron a Carmen Pérez de Vega como “la última pareja de Bolaño”, acusándolos de atentar contra el honor y la intimidad de la familia. La demanda se extiende a la propia Pérez de Vega.
Hay que decir que algo, en teoría, tan sencillo de dilucidar es, a tenor de los amigos consultados, interpretable. Para A.G.Porta y otros, “Roberto y Carolina no estaban separados”. En cambio, para otros, “su pareja era Carmen”.